Castilla y León marcada por la multiprecariedad del mercado laboral

02 Oct Castilla y León marcada por la multiprecariedad del mercado laboral

El desempleo registrado en el mes de septiembre en Castilla y León ha sido de 190.001 personas, tras un incremento de 730 personas respecto al mes de agosto. Dato que confirma un punto de inflexión en la creación de empleo.

La evolución del desempleo en la región sigue sin ser especialmente positiva desde principios de 2012 (es decir, durante toda la segunda fase recesiva de la crisis y desde que comenzó a gobernar el PP). De hecho tenemos casi los mismos parados que en septiembre de 2011.

Esto se explica por la menor capacidad de generación de empleo en Castilla y León. Observando la evolución de los afiliados a la Seguridad Social se puede comprobar que, en el último año, Castilla y León está entre las que menos empleo generan: tenemos en un año un crecimiento del 2,24%, de los más bajos de España y por debajo de la media nacional que ha sido del 3,17%, casi un punto más. Además es interesante ver el cuadro que relaciona la creación de empleo y el descenso del paro registrado: se ve con claridad que Castilla y León registra una relación baja comparativamente con otras CC.AA. entre la creación de empleo y el descenso del paro (de hecho sólo es inferior en Asturias y Castilla-La Mancha). Y en el ámbito provincial, vemos que esto sucede incluso con mayor intensidad en las provincias de León, Salamanca, Zamora y Ávila (especialmente llamativo es el caso de las provincias de León y, sobre todo, Zamora donde el descenso del paro que se debe a la generación de empleo es muy bajo). Y estas provincias son, además, las que mantienen tasas de paro más elevadas.

Para UGTCyL es especialmente negativo el dato que indica que actualmente tenemos 24.200 trabajadores menos que cuando entró el Gobierno de Rajoy a finales de 2011, casi un 3% menos (de hecho somos una de las regiones que más empleo ha perdido en esta legislatura -junto con Asturias, País Vasco, Andalucía y Castilla-La Mancha-; mientras que en el conjunto del país el descenso es de un 0,2% respecto a diciembre de 2011).

En cuanto a la contratación, contratos temporales, a tiempo parcial y que duran horas o días son cada vez más frecuentes en nuestro mercado laboral lo que está incrementando tanto la dualidad dentro del mismo como que cada vez haya más trabajadores con sueldos misérrimos y una inseguridad laboral absoluta. Los datos registrados, hasta agosto de 2015, siguen la misma tendencia, constatándose una mayor precarización laboral en la región que en el conjunto del país. Por ejemplo, sigue sin incrementarse de forma significativa el número de trabajadores con contrato indefinido a tiempo completo (estos datos son de agosto porque van con un mes de retraso) hay sólo 600 más que un año antes, lo que significa que el escaso incremento de empleo regional se concentra en los trabajos temporales y a tiempo parcial, y esto conduce a que la recaudación por cotizaciones sociales sea inferior incluso aunque tengamos más afiliados a la Seguridad Social -10 millones € menos en 2015 que en 2014 hasta el mes de agosto.

Conviene no olvidar que hoy tenemos un volumen de empleo en la región similar al que teníamos hace más de diez años, en 2004 (alrededor de 880.000 afiliados a la Seguridad Social en alta laboral). Pero ese mismo nivel de empleo esconde una mayor precarización ya que el número de trabajadores con contrato indefinido a tiempo completo es hoy menor que hace 11 años y que lo que hoy tenemos son muchos más trabajadores contratados a tiempo parcial y que de estos, más de la mitad, lo están además de manera temporal.

Sigue creciendo el número de parados de la región que no reciben ningún tipo de prestación: son más de la mitad (un 53,7% del total), uno de los porcentajes más altos por CC.AA. y que supera claramente a la media nacional del 44,3%. Además, de los desempleados que cobran prestación, son muchos más los que cobran subsidio, la renta activa de inserción o están en el programa de activación (47.421) que los que tienen una prestación contributiva (40.289), lo que implica que la prestación media es cada vez menor y que el paro de muy larga duración -más de dos años- alcanza a un número creciente de parados (dos de cada tres parados de la región llevan más de un año sin empleo y un 42% lleva más de dos años, según la última EPA).

Para UGTCyL hay que potenciar las políticas activas de empleo y de intermediación. Es necesario poner en marcha medidas de creación de empleo con recursos adicionales para mejorar la empleabilidad y lograr la inserción permanente de los desempleados, especialmente de los colectivos con mayores dificultades de acceso al empleo (parados de larga duración, jóvenes, mayores de 45 años…).

Resulta imprescindible reforzar las prestaciones por desempleo, aumentando el grado de protección, tanto a nivel contributivo como asistencial. El gasto en prestaciones por desempleo no debe limitarse a garantizar la cobertura con la normativa actual.

Dada la persistencia de altos niveles de paro, y la dificultad para lograr cifras elevadas de creación de empleo, es necesario evitar el abuso a la contratación temporal y a tiempo parcial involuntaria, ya que, junto a la moderación salarial, están conduciendo a la economía y la sociedad hacia un modelo de desarrollo desequilibrado que impide la recuperación de todas las variables económicas; hay que recordar que desde 2009, los hogares han perdido casi un 13% de su renta. La mejora de la calidad en el empleo y de las rentas del trabajo, en este contexto, es fundamental en la rehabilitación a medio y largo plazo de la economía en su conjunto.

Por último, UGT insiste en la necesidad de realizar un seguimiento de las políticas de empleo puestas en marcha, con el fin de asegurar la eficacia de las mismas. El Plan de Garantía Juvenil, la colaboración público-privada vía Agencias de Colocación, la “tarifa plana” o el Contrato para Emprendedores, entre otras medidas, deben ser permanentemente evaluados.

Desde UGT planteamos la necesidad de dar un giro a las políticas económicas y sociales. Más empleo de calidad, combatiendo el paro de larga duración y la precariedad laboral, deben ser objetivos prioritarios de las políticas de empleo.

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