conciliación corresponsable

Conciliación corresponsable

Conciliación corresponsable

 

La campaña “Con Conciliación corresponsable , ganamos” une a UGTCyL , CCOOCyL , CECALE y la Junta de Castilla y León para incidir en la responsabilidad conjunta de los cuidados invisibles y las tareas domésticas que repercuten en el ámbito laboral y personal. Esta responsabilidad no puede recaer siempre en las mismas manos.

UGTCyL realiza un presentación de la conciliación hace 15 años y como la entendemos del 2015 en adelante

La conciliación hace 15 años

La conciliación de la vida laboral y familiar se convirtió, en los años noventa, en un asunto de relevancia en las políticas europeas de empleo y de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, asociándose con el mantenimiento del modelo social europeo, vinculado a una expansión del empleo que dependía fundamentalmente de una mayor participación de las mujeres en el ámbito laboral.

El mantenimiento de la división sexista del trabajo y la atribución tradicional de los cuidados familiares a las mujeres, que se deriva de dicha división hasta la actualidad, ha provocado que el conflicto de compatibilidad de trabajo y empleo retribuido, que surge con la incorporación de las mujeres a la vida laboral en un modelo patriarcal, haya tenido que ser solventado por las mujeres ante la falta de respuesta de la sociedad y de las políticas gubernamentales, tanto en el ámbito público como en el privado.

La mujer sigue siendo “la responsable”

Resulta evidente que son las mujeres las que se encuentran con graves dificultades para compaginar el trabajo familiar no remunerado con el desarrollo de una actividad laboral previamente diseñada sin tener en cuenta la necesidad de atender los requerimientos de la familia, pese a que conciliar la vida familiar y laboral no es un problema de las mujeres, sino un problema social.

A pesar de que la dimensión social de este problema se ha puesto en evidencia de forma continuada desde el ámbito de la igualdad de género, reclamando soluciones, lo cierto es que socialmente parece haber adquirido más visibilidad al asociarse con otros problemas como el del envejecimiento de la población, el descenso de la natalidad, y la denominada “crisis de cuidados”, que por la injusta, abusiva e inaceptable desigualdad y discriminación que genera para la mujer.

La respuesta de los Gobiernos ante esta importante problemática no ha sido ni suficiente, ni adecuada, ni eficaz, y la prueba de ello es que sigue siendo un problema después de muchas décadas, con el que cargan fundamentalmente las mujeres, y cuyo importante coste corre en mayor medida a su cargo, mientras que los beneficios redundan en la familia, la sociedad y la economía de los Estados, sin que su aportación haya sido visibilizada y valorada hasta el momento.

La conciliación como baremo de igualdad de género

La conciliación es un indicador que nos sirve para baremar el estado de la situación de la igualdad de género, ya que constituye un factor de desigualdad y discriminación en el empleo de las mujeres cuyas repercusiones negativas se reflejan en las bajas tasas de actividad femenina, en los menores índices de empleo de las mujeres, tanto cuantitativa como cualitativamente, en salarios más bajos, en un menor acceso a la protección social, en una menor calidad de vida en todos los niveles, y en un mayor riesgo de pobreza.

Las principales soluciones que las políticas públicas han adoptado a lo largo del tiempo se han centrado fundamentalmente en la regulación y concesión de permisos y licencias laborales para la atención de las responsabilidades familiares, dirigidas en un primer momento a las mujeres, intentando hacerlas extensibles a los hombres en un momento posterior y buscando fórmulas como la del contrato a tiempo parcial, cuyas destinatarias mayoritarias han sido y siguen siendo las mujeres bajo el pretexto de que puedan “conciliar”.

Infraestructuras que facilitan la conciliación

La inversión pública en infraestructuras para proporcionar una adecuada atención de menores y personas mayores tampoco ha dado una adecuada solución al problema por una inversión insuficiente e ineficaz.

A las dificultades que se derivan del deficiente modelo de conciliación con el que contamos, hay que añadir que las diferencias entre unos estados y otros, en el contexto de la UE, son significativas, de forma que las dificultades de conciliación y los índices de desigualdad de género son mucho mayores en aquellos países en los que el gasto público destinado al fomento de la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, y a los servicios de atención y cuidado de familiares son menores, como ocurre en España.

Esta situación se ha visto agravada por los drásticos recortes del gasto público adoptados por los Gobiernos durante la crisis, ignorando el impacto de género que los mismos podían tener para las mujeres, a las que ha afectado muy negativamente, y especialmente en los estados miembro del sur de la UE. En España, a la insuficiencia de infraestructuras públicas que den respuesta a las necesidades de conciliación, se suma la existencia de una regulación legal de permisos y licencias familiares que aún no ha equiparado por igual a hombres y mujeres, y la ausencia de políticas públicas de fomento de la corresponsabilidad, llegando a convertirse el actual sistema de permisos familiares con el que contamos y su uso en una trampa para las mujeres.

Al ser las mujeres las que mayoritariamente hacen uso de los permisos y licencias laborales para la atención de la familia y ser éste el principal elemento de solución a los problemas de conciliación, son las que sufren los efectos bumerang en el empleo, que el ejercicio de los mismos conlleva, contribuyendo al mismo tiempo a perpetuar los roles sexistas atribuidos tradicionalmente a hombres y mujeres.

Desvirtualización del concepto de conciliación. Conciliación corresponsable

Desde la perspectiva de género hay que señalar que el concepto de “conciliación” se ha ido desvirtuando de forma que, en el discurso político de los últimos tiempos hasta la anterior legislatura, el término se ha asimilado al de “compatibilización por parte de las mujeres” de las tareas domésticas y familiares con las laborales, como si de una obligación por derecho natural les correspondiera, a quienes hay que concederles un paquete de permisos para que se arreglen un poco mejor para realizar los dos trabajos al mismo tiempo, el remunerado y el no remunerado.

Esto supone una grave distorsión política y teórica del concepto de conciliación, que en realidad a lo que alude es a una situación de igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, de corresponsabilidad entre hombres, mujeres, empresas y Estado en el ámbito del empleo, y de corresponsabilidad por igual entre hombres y mujeres en el cuidado de la familia y el hogar en el ámbito doméstico privado.

En ambos casos, es necesario un cambio en el modelo de soluciones al problema social de la conciliación en el que las políticas públicas deben contribuir en la práctica y de una forma efectiva a la construcción de unas relaciones de género más igualitarias.

Las soluciones de carácter privado en el seno de las familias y a cargo de las mujeres, que se están dando en la actualidad, no pueden resolver la problemática social de la conciliación si no van acompañadas de una reordenación de los principios rectores de la organización del espacio y el tiempo de las actividades tanto en el sector privado como en el público, que siguen respondiendo a un modelo de familia tradicional basado en la división sexista de las tareas de cuidados.

La conciliación a día de hoy. Conciliación corresponsable

Los conceptos de conciliación y de corresponsabilidad son conceptos distintos, si bien complementarios. La conciliación de la vida personal, familiar y laboral permite hacer compatibles diferentes aspectos de un proyecto de vida, de articular de una manera adecuada el desempeño laboral, el ámbito familiar y el resto de actividades, dimensiones o esferas a las que se denomina ámbito personal. Es, en definitiva, la posibilidad que tienen las personas de hacer compatibles intereses, obligaciones y necesidades consideradas desde una visión integral.

El concepto de corresponsabilidad da un paso más ya que conlleva que mujeres y hombres se responsabilicen de las tareas domésticas, del cuidado y atención de hijas e hijos u otras personas dependientes y, por tanto, implica superar la dicotomía público/privado, donde el espacio público está reservado para los hombres y el espacio privado/doméstico para las mujeres.

Además, supone que tanto mujeres como hombres puedan dedicar su tiempo tanto al trabajo remunerado como al personal y doméstico y disponer de tiempo propio. Si mujeres y hombres comparten las esferas productiva y reproductiva, es necesario implantar medidas de conciliación que les permitan compatibilizarlas.

Para evitar el efecto perverso que actualmente adquieren las medidas de conciliación sobre las condiciones del empleo de las mujeres (por ejemplo: optar a jornadas parciales para compatibilizar trabajo y familia con el consiguiente menoscabo de su capacidad adquisitiva y reducción de sus cotizaciones, lo que implica a su vez una disminución de la cuantía de sus prestaciones y pensiones contributivas en caso de tener que optar a ellas) se hace necesario que las medidas de conciliación se utilicen de forma corresponsable, es decir, deben emplearse por los hombres en la misma proporción que las mujeres.

Las organizaciones laborales forman parte de este proceso pudiendo introducir cambios en su cultura empresarial orientados hacia una conciliación corresponsable, incidiendo en el acercamiento de las medidas existentes a los hombres y garantizando así el derecho a la conciliación de mujeres y hombres.

Beneficios de la conciliación corresponsable para l@s trabajadores y la sociedad

Para el trabajad@r

  • Incrementa la calidad de vida:

Un buen equilibrio entre la vida familiar, personal y laboral forma parte de lo que en la actualidad se considera una buena calidad de vida. Uno de los factores fundamentales para alcanzar este equilibrio es la existencia en la empresa de medidas de conciliación.

  • Disminuye el estrés personal:

La falta de tiempo provoca estrés que perjudica a la persona en todos los ámbitos de su vida: familiar, personal y laboral. Una persona estresada ve disminuida su capacidad de resolver problemas, desciende la calidad de su trabajo, disminuye su productividad, aumenta las cotas de siniestralidad laboral y los accidentes. La conciliación posibilita la flexibilización de los tiempos que conlleva entre otros, la reducción de la ansiedad y el estrés.

  • Aumenta la estabilidad laboral y permite el desarrollo profesional de trabajadoras y trabajadores:

Conciliar permite compatibilizar la vida laboral con la familiar y la personal garantizando el cumplimiento de la igualdad a la hora de acceder a promoción y desarrollo profesional, independientemente de las responsabilidades familiares y personales de trabajadoras y trabajadores, de tal manera que sus carreras profesionales no tengan que verse interrumpidas o abandonadas. Esta renuncia suele recaer en las mujeres trabajadoras en mayor medida que en los hombres y uno de los objetivos de las medidas de conciliación es evitar este abandono profesional.

  • Disminuye la exclusión social:

La consecuencia del abandono de la vida laboral por incompatibilidad con la familiar y personal tiene como consecuencia el menoscabo económico y profesional de la persona que renuncia a su vida laboral y que puede avocar en situaciones de exclusión por falta de independencia, dificultades para reincorporarse laboralmente o merma de su capacidad económica a la hora de poder percibir prestaciones. Las medidas de conciliación de las empresas y que estas sean utilizadas por hombres y mujeres posibilita el desarrollo profesional de ambos, evitando el abandono de la vida laboral o la reducción de la misma.

  • Posibilita tiempo para el enriquecimiento personal:

Facilitar la conciliación conlleva un nuevo reparto del tiempo donde el trabajo ya no cubre toda o casi toda la esfera horaria. Trabajadoras y trabajadores valoran el contar con tiempo que pueden invertir en disfrutar de otras actividades que permiten el desarrollo de otros ámbi familiar, personal, social. Contar con este tiempo fomenta la consolidación de un nuevo modelo convivencia familiar que conlleva mayor implicación por parte de los hom en las tareas domésticas y responsabilidades familiares.

  • Mejora la autoconfianza, autoestima y equilibrio emocional:

La falta tiempo y la incompatibilidad del tiempo laboral, con el personal y fami ocasiona problemas a trabajadoras y trabajadores y las medidas de conciliación son la herramienta para resolver estos problemas que afectan a su rendimie y satisfacción, ayudándoles a adoptar una actitud constructiva en situaciones conflictivas, aumentando la autoconfianza, la autoestima y el equilibrio emocional.

Para la Sociedad

  • Favorece la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres , el reparto equitativo de las tareas domésticas y de cuidado entre hombres y las mujeres, favorece el aumento demográfico y la calidad de vida.
  • Incrementa la tasa de actividad, aumenta la productividad y produce beneficios económicos.
  • Reduce el fracaso escolar.
  • Permite el crecimiento de nuevos sectores económicos.
  • Favorece un nuevo modelo de organización familiar y social que per mayor sostenibilidad.

El Estado de la situación en Castilla y León

El Estatuto de Autonomía de Castilla y León, reitera el mandato constitucional en su artículo  8.2, y establece la competencia exclusiva de la Comunidad Autónoma en la promoción de la igualdad de la mujer, en su artículo 32.1.19ª.

Sin embargo, a día de hoy, la situación dista mucho del ideal que persiguen las diferentes medidas desarrolladas  por la consejería correspondiente. Los últimos datos de la EPA demuestran que las mujeres están mayoritariamente ocupadas en “Servicios de restauración, personales, protección y vendedores” (más de un 30%). Los hombres están ocupados mayoritariamente en “Artesanía, trabajos cualificados de industria y construcción”.
Si atendemos al desglose de datos de las personas ocupados por sector económico, podemos observar que las mujeres están ocupadas de manera muy predominante en el sector servicios y , de forma muy exigua, en el resto de sectores (sector industrial, agricultura y construcción).

No obstante, la ocupación de los hombres tiene un reparto sectorial algo más homogéneo  ya que, a pesar de que también más de la mitad se ocupan en los servicios , tienen mayor representación en el resto de sectores principales del economía regional. Asimismo, las personas ocupadas por tipo de jornada refleja que la gran mayoría de los hombres trabajan en jornada a tiempo completo y, únicamente, menos del 10% están en jornada a tiempo parcial.

Pero quizá el dato más significativo del análisis de la ocupación por jornada, con el que se observa claramente que son las mujeres las que ocupan muy mayoritariamente las jornada a tiempo parcial, es el hecho de que casi el 70% de todas las personas que están ocupadas en Castilla y León con jornada a tiempo parcial son mujeres, y, el resto, son hombres.

Estos datos evidencian, por un lado, que el poder adquisitivo de las mujeres es menor como consecuencia de la ocupación en sectores donde los sueldos son más bajos y, también, porque son las mujeres las que se acogen a jornadas compatibles para llevar a cabo conciliación familiar (por lo que resulta imprescindible, como comentamos un poco más arriba, desarrollar políticas que favorezcan que los hombres asuman ese tipo de permisos para lograr una corresponsabilidad plena en las obligaciones familiares.