La austeridad aplicada en el sur de Europa nos está llevando al borde de la deflación

12 Sep La austeridad aplicada en el sur de Europa nos está llevando al borde de la deflación

Según los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Índice de Precios de Consumo (IPC) situó su tasa de variación anual en el mes de agosto de 2014 en el -0,7%, frente al -0,5 a nivel nacional.

Los datos muestran que nuestra economía sigue bordeando una situación de deflación, que sería muy dañina y de la que costaría mucho salir. Esto es consecuencia de que el consumo de los hogares aún no permite sostener la reactivación, porque sus rentas han perdido poder de compra en estos años, porque el crédito sigue sin fluir de forma adecuada, y porque el elevado endeudamiento y la poca solidez de las expectativas de futuro han empujado hacia el ahorro a las familias por precaución. Pese al triunfalismo del que hace gala el gobierno, la reactivación que apuntan algunos indicadores macroeconómicos no ha llegado a los hogares y tiene muchos riesgos y amenazas.

A la moderación de la inflación lleva años contribuyendo la continua caída de costes laborales en los últimos años, a la que se han sumado solo desde finales de 2013 los excedentes empresariales, que siguieron creciendo en la etapa de crisis.

Todas estas circunstancias muestran que la inflación no es un problema sino que nuestro  problema esencial es el desempleo y el aumento de las situaciones de riesgo de pobreza. Y por lo tanto la prioridad de la política económica debe ser el crecimiento de la actividad y la colocación de las personas que no pueden acceder a un empleo.

Además, existe un riesgo cierto de que se prolongue la situación de caída de precios, instalándonos en una situación deflacionista que sería muy perjudicial.

En los últimos cuatro años, el salario medio por trabajador ha perdido 7,1 puntos de poder de compra. Los datos del primer trimestre, a pesar de la baja inflación, muestra una pérdida adicional de dos décimas. Por su parte, el salario mínimo interprofesional también ha caído en términos reales en esa etapa acumulando desde 2010 una pérdida de poder adquisitivo de 5,1 puntos.

Si las familias no perciben una mejora de sus rentas es imposible que el consumo se reactive de forma sostenido y sólida, como precisa nuestra economía. Y eso solo puede venir por dos vías, que son complementarias y deben, por tanto, ir unidas: el aumento del empleo y la subida real de los salarios de los trabajadores.

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