La Historia de la Unión General de Trabajadores de Burgos

15 Dic La Historia de la Unión General de Trabajadores de Burgos

Casi tres años de un intenso trabajo de documentación, de búsqueda en archivos y periódicos, en fuentes nunca halladas por los investigadores han dado como fruto una obra inmensa: la historia del movimiento obrero en Burgos desde sus orígenes hasta nuestros días. Recopilada y escrita por el autor burgalés Carlos de la Sierra y editada por la Fundación 27 de marzo en dos tomos.

Historia de la Unión General de Trabajadores de Burgos (1888-2009) es mucho más que eso, ya que el relato de esta aventura social es, a la vez, el retrato de una ciudad, de un país y de un continente. “La UGT existió en Burgos desde el primer momento, desde aquel año de 1888 en que Pablo Iglesias firma en Barcelona el acta fundacional”, señala De la Sierra.

Fueron los tipógrafos y los guanteros los primeros en agruparse en Burgos. “Y no deja de tener su mérito, ya que Burgos era una ciudad con mucha burguesía, en la que las clases sociales estaban muy bien diferenciadas, por lo que fueron vistos con mucho recelo”.

Como no tenían sede (a veces ésta era la casa de algunos de los obreros con mayor capacidad de liderazgo, caso de Lesmes Martínez) fueron creándose sociedades obreras en los distintos barrios, sobre todo en torno a San Juan y La Puebla. En estos primeros y duros años emergió, por encima de todas, la figura de Pedro Lucio Ávila. Hasta su muerte  en 1907 fue el delegado de Burgos en los congresos nacionales. Amigo personal de Pablo Iglesias, era tipógrafo, y sin ser muy letrado poseía un gran talento para la expresión, hasta el punto de que era también el corresponsal de El Socialista.

Pedro Lucio Ávila falleció en una casa de Fernán González en la que, casualidad o no, sólo 5 años más tarde habría de convertirse en la Casa del Pueblo. Fue el primer burgalés enterrado en el cementerio civil de Burgos, para escándalo de numerosos sectores de la ciudad y de una parte de su familia.

1912 fue un año clave para la UGT, ya que se inauguró la Casa del Pueblo con Francisco Pascual Rebolledo a la cabeza; tenía cuatro plantas y contaba con un salón de actos, bar, oficinas y biblioteca. Como anécdota, ninguna autoridad de la ciudad asistió a la inauguración de la sede.

En 1928 se fundó también el Ateneo Popular Burgalés que al principio desarrolló sus actividades en la Casa del Pueblo hasta que pudo contar en la misma calle de Fernán González con sede propia.

En Historia de la Unión General de Trabajadores de Burgos (1888-2009) Carlos de la Sierra destaca que Burgos no dejo de celebrar nunca el 1º de Mayo, “el primero ya hubo 3.000 personas, el 10 por ciento de la población”. Solía pedirse el Teatro Principal, donde se celebraban meetings.

Destaca la huelga de 1917, silenciada por la prensa de la época, en la que hubo dos muertos por disturbios. Gracias a otro histórico socialista, Manuel Santamaría, que informó en una carta enviada a los dirigentes de Madrid, Carlos de la Sierra ha podido reconstruir este oscuro episodio de su historia. Según su relato, en el paseo de Espolón, donde se estaban manifestando los trabajadores, un teniente de lanceros sacó la pistola y mató a un niño y a un hombre de 40 años.

La Guerra Civil supuso un terrible paréntesis en la trayectoria del sindicato obrero. Dos nombres destacan en esta trágica historia, Luis Labín Besuita, Secretario Regional de Castilla y León y el de Feliz Ramiro Mendoza, conocido como “Zapaterín”, que sufrió la represión. “Zapaterín”, llamado así por su baja estatura y por su profesión de zapatero, fue capturado en los primeros días del golpe y fusilado también en las primeras sacas tras pasar por el penal. Pero su tragedia se extendió a su familia: su mujer y una hija fueron asimismo encarceladas, llegando la primera a trastornarse.

En el desierto de la dictadura hubo reuniones clandestinas y personas que estaban en contacto con los presos políticos del penal y que movían la propaganda que llegaba del exilio, de manera que la actividad, aunque subterránea y aun a riesgo de ser castigada horriblemente, se mantuvo viva. En 1976 se produjo la refundación de la UGT local, aunque ya años antes el grupo mantenía una ferviente actividad, con Esteban Granado a la cabeza.

En la primera Asamblea General celebrada ese año fueron nombrados Secretario General Luis Escribano; Secretario de Organización, Pedro Díez Ruiz; Secretario de Formación, Constantino Rubio Bodoque; Secretario de Coordinación, Juan Herrero Sanz; Secretario de Prensa, Eusebio García; Secretario de Administración, Santos Peralta.

De la Sierra destaca por encima de todo en esta larga historia de la UGT “el sentido de solidaridad tan patente y expuesto de estas gentes en los primeros años. En una sociedad que les era muy hostil me ha sorprendido la integridad de estos individuos y su capacidad para ser solidarios, más allá incluso de su valentía”.

Para poder adquirir el libro, contactar con UGT Burgos o con la Fundación 27 de Marzo.

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