UGTCyL apuesta por un pacto de rentas global que comprometa la moderación de los beneficios empresariales

12 Abr UGTCyL apuesta por un pacto de rentas global que comprometa la moderación de los beneficios empresariales

Los datos de IPC, correspondientes al mes de marzo y publicados hoy por el INE, muestran un aumento de tres décimas respecto al mes anterior, lo que sitúa la tasa anual en el 2,4% en Castilla y León, igual que la media nacional. Según los datos del INE, en lo que va de año la inflación en la región ha descendido un 0,8%. Pese a esta puntual moderación del IPC, los precios siguen creciendo a un ritmo incoherente con la depresión económica de nuestro país, de hecho, nuestra tasa anual está seis décimas por encima de la media de la zona euro. Castilla y León se sitúa entre las comunidades más inflacionistas. UGT denuncia que, en esta situación, las empresas continúan aumentando sus beneficios y aprovechándose de la rebaja de costes laborales, incumpliendo el III AENC y defraudando a la sociedad. El sindicato exige un cambio inmediato en la política económica y social del Gobierno, situando el crecimiento en el centro de la estrategia económica, y considera imprescindible alcanzar un pacto de rentas global, que implique compromisos de todos los agentes económicos y que añada, a la moderación salarial, una moderación de los excedentes empresariales, además de establecer una política pública que refuerce los mecanismos de protección social y garantice el Estado de Bienestar.

La disminución de la inflación registrada en marzo es positiva, en la medida que alivia ligeramente el castigado bolsillo de las familias de nuestro país . No obstante, pese a esta puntual moderación del IPC, lo cierto es que los precios siguen creciendo, y a un ritmo que resulta incoherente con la situación de depresión económica que atraviesa nuestro país. Nuestro IPC anual (2,4%) está seis décimas por encima de la media de la zona euro (1,8%), cuando la actividad se contrae de forma mucho más intensa en nuestro país. De hecho, España es uno de los países de la eurozona en los que el IPC es mayor y Castilla y León se sitúa entre las comunidades más inflacionistas, a pesar de que la coyuntura económica es propicia para que la situación fuera muy diferente: la demanda se encuentra bajo mínimos desde hace dos años; sufrimos unas políticas de ajustes y recortes muy intensos -muy restrictivas en consecuencia-; y, además, los costes laborales se han hundido en el último año. Todo ello debería traducirse en un ajuste de los precios de consumo y, sin embargo, el IPC crece un 2,4%, más que en nuestros socios europeos.

Esto obedece, en primer lugar, al aumento de impuestos indirectos y tasas acometido por el Gobierno; en particular, a la subida del I VA en septiembre del año pasado. Pero hay otra razón de carácter más estructural, que es el comportamiento cortoplacista y depredador de buena parte de las empresas de nuestro país, que actúan en mercados protegidos de la competencia, bien por las especiales características de su producto, o bien por defectos en la regulación legal de su mercado, constituyéndose en oligopolios. Así sucede con la intermediación y distribución alimentaria, con las gasolinas, con la electricidad, o con la educación y sanidad privadas, por citar algunos de ellos.

En el fondo, esto denota una importante falta de cultura empresarial en nuestro país, que se ha agudizado en la etapa de expansión económica y que ha propiciado una visión del negocio basada en la obtención de rápidos y cuantiosos beneficios, que se compadece mal con la creación de riqueza colectiva y con el desarrollo a largo plazo.

Esto explica que las empresas sigan aumentando sus beneficios (como de muestra los datos de la Contabilidad Nacional), y aprovechándose de la rebaja de los costes laborales. Es decir, las empresas están incumpliendo el Acuerdo de Negociación Colectiva que firmaron las patronales CEOE y CEPYME con UGT y CCOOO en febrero de 2012 (II AENC). Están defraudando a la sociedad: no están manteniendo el empleo, ni reforzando la calidad de sus plantillas, ni elevando sus inversiones, ni mejorando los procesos productivos para hacerse más competitivas de forma permanente; solo están despidiendo más, al calor de la reforma laboral del Gobierno, y aumentando sus márgenes.

Mientras, los salarios de convenio se están ciñendo estrictamente a las recomendaciones del acuerdo y están registrando hasta el mes de marzo una subida media del 0,55% (y tan solo del 0,,1% para los convenios firmados en 20013). La remuneración por asalariado cae un 33% y los costes salariales de las empresas se reducen también un 3,6% . Desde 2009, los costes salariales reales de las empresas han caído más de un 10%.

Por todo ello, UGT reitera la necesidad de cambiar de forma inmediata la política económica, situando el crecimiento en el centro de la estrategia económica y acompasando la reducción de los desequilibrios financieros (déficit y deuda) a la reactivación. Además, es necesario que la salida de la crisis de produzca de forma equilibrada y con un reparto de esfuerzos más justo.

En este sentido, es preciso alcanzar un pacto de rentas global, tal y como está debatiendo el sindicato en el transcurso de su 41º Congreso Confederal, que implique compromisos por todos los agentes económicos y cuyo cumplimiento sea efectivamente evaluable y verificable. Un pacto que añada, a la moderación salarial (distinta de la brutal reducción actual, muy perniciosa), moderación paralela de los excedentes empresariales, asegurando que se destinan a mantener el empleo y a capitalizar la empresa con más inversión; y también una política pública que refuerce los mecanismos de protección social y que redistribuya los esfuerzos fiscales para que paguen más quienes más tienen, algo que ahora no ocurre.

 

 

 

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